viernes, 23 de enero de 2015

El Nihilismo Ruso






He dejado los bares
ahora frecuento los mercadonas
al alcance del ciudadano
pero alejado de la sociedad
en una lechuga iceberg
envasado en un refrigerador.

He dejado los bares
desde que entré en aquel cajero
borracho
totalmente perdido
saqué 30 euros
los guardé en un bolsillo de la parka
me la quité y cubrí aquel señor
que dormía apaciblemente
en un cajero del Liberbank.

Toda la vida yendo de malo
y va resultar que soy bueno
esa muestra de altruismo incorregible
me ha hecho perder los estribos.

He dejado los bares
desde que un taxista no me cobró
porque además de que no tenía dinero
iba borracho como una cuba.

Me dije- Tanta pena doy, ¡joder!

He dejado los bares
desde que perdí la cazadora
y las llaves de casa
por segunda vez
desde que ya no recuerdo nada
he dejado los bares
desde que se me olvida recordar
que pierdo la conciencia.

He dejado los bares
desde que me da
por desafiar
a la ley de la gravedad
y acabo creyendo en el teorema del Cero.

Los he dejado
de verdad
desde que leo nihilismo ruso
bebo vodka ucraniano en mi casa
en lugar de whisky de malta
fumo puros cubanos
en vez de porros de marihuana
y tomo café de Malasia
todas las mañanas.

Lo prometo
lo juro
y digo lo siento
por todas las impertinencias
y esta es una de ellas
he dejado los bares
ahora me gusta el mercadona
me encanta su hilo musical
me hace sentir vivo y especial.  

Cuetos Víctor, Xixón, 2015 

martes, 20 de enero de 2015

La recesión de los cojones



Yo quiero ser como el Rajoy y las niñas de la moncloa
frecuentar cacerías, fumar cohibas y whisky de malta 
Qué-qué-co-jones...
COJONES
irme de putas con la oposición,
esnifar la mejor cocaína del mercado
y levantarme todas las mañanas hablando de recesión
recesión, recesión, recesión. 

Yo quiero ser como ella
salir airosa de los atentados
con mis calcetinos blancos
tipo película norteamericana
quiero su desparpajo
hablar al pueblo
como si fuera una chulapa
con cara de feria de abril y algo de Esperanza
bajar  del Air Force One
y saludar a la nación.

Quiero tener su apellido de conquistadora
ser la Mary Poppins más popular del país
aguerrida con paraguas y bolso Louis Vuitton
un regalo de Hanna Barbera y la Copa América.

Yo quiero ser como ellos, con trajes noos
tarjetas black, todo gastos pagados. 
Quiero ser una estrella del rock de la política internacional
decir;  Sí, Merkel sí, soy el presidente más feliz de España
tener hijos bastardos que no se juegan el trono
salir absuelto de todos los juicios
 y amenazar con soltar la lengua
en una rueda de prensa en las Bárdenas Reales.

Yo quiero ser reina o rey
príncipe o princesa
presidente del gobierno
banquero en mis ratos libres
director general los días sueltos
y cobrar por todo ello.

Yo quiero ser como ellos joder...
es una pena que aun me quede

un poquito de humanidad. 
Recesión, recesión, recesión. 

domingo, 18 de enero de 2015

Ciutat Morta



Conocí el caso del 4F, un poquito más de cerca, en Zaragoza, cuando aun vivía allí, me invitaron o me auto invité a varios recitales de poesía. Uno en la Madalena y otro en un Centro Social Ocupado en el barrio de Torrero, un barrio obrero tradicionalmente de izquierdas. De esos que algunos que viven o piensan vivir en el centro de todo suelen denominar Extrarradio.
No me motivo el hecho de que Patricia Heras fuera poeta y aun lo es, porque sus versos quedarán en la memoria de muchos y muchas. Me motivó su sensibilidad al escribirlos, ese ir más allá, ese verse desde afuera y zigzaguear con el abismo para encontrar respuestas a la ignominia y la barbarie.
Patricia no se suicidó, a Patricia la mataron sus sueños y sus pesadillas, porque sabía que no podría volver a ver con los mismos ojos inquietos el mundo que le rodeaba. Porque sus pesadillas golpeaban con fuerza y empujaban a los sueños a un abismo de carreras, de golpes, de reclusiones, de dolorosos gemidos, de gritos de rabia.

El día que recité en Torrero iba para dar mi apoyo, para dar ánimo, ponerme de ejemplo y decirles bueno, al final saldrán. Hubo un silencio y un nudo en la garganta. En lugar de recitar un par de poemas acabé leyendo pequeños relatos, y poemas incendiarios. Me pedían más y yo no me podía negar y disfrutaba con ello. Estuve una hora, no sé, perdí la consciencia del tiempo y del espacio.
Esa sensación que se instala cuando creas, cuando te transformas en palabras y tu cuerpo y realidad despega. Y formas parte de un todo.

Patricia no era bandera ni mártir de nada, ni pertenecía a un grupo determinado de la izquierda, no obtuvo el apoyo que otros tuvimos o quiso mantenerse al margen de cualquier ideología o grupo. Supongo y ya es mucho decir, que pertenecía aquella clase de personas que no puedes etiquetar fácilmente por lo que su defensa y su vulnerabilidad golpea con más fuerza si cabe, y en cualquier parte del mundo por lejos que te vayas.

Ella ya no podrá emocionarse, o reírse escribiendo sus versos, nosotros sí, nosotras sí podremos hacerlo en su memoria y en su nombre. Recordar que tenía voz, una voz propia a la que te acostumbras, la que habita en sus versos y dispara con rotundidad y alevosía.
Quizás, solo quizás y hasta donde yo puedo llegar es que no quiso despertarse nunca más porque sabía que nada iba a ser igual. Y eso no tiene perdón, ni olvido ni nada que lo repare.
Ahí queda, junto con la burocracia de un sistema que no duda en apartarte y en señalarte, en atraparte, en utilizarte y joderte la vida para enmendar sus gravísimos errores.

La crueldad con la que se pasean los días, el escupir sobre vuestras cabezas-conciencias, a ver si así despertáis, la necesidad de sentir tu cuerpo vacío y saber que te has olvidado de como se pedía cariño. La necesidad de apartarte de esos pensamientos que nos desnudan y nos alejan del calor del grupo, porque has perdido la empatía y la barbarie se ha instalado en tu cuerpo para siempre.
¿Para qué seguir viviendo?, ¿De la misma manera?, si la mejor forma de alejarte de todo es perder la consciencia. Porque solo perdiendo la consciencia puedes empezar de nuevo, y borrar todo aquello que te ha transformado en lo que hoy eres y quizás no quieras ser. Borrar por lo que te conocen, por lo que fuiste, por lo que te paran, te detienen, por lo que tienes que esforzarte en explicar una y otra vez hasta la obsesión. Por lo que te miran con pena y congoja, por lo que se lamentan, por la misma razón por la que te sientes desubicado, extraño y fuera de la realidad. Y con ganas de perder la consciencia para siempre.
En los versos de Patricia habita su legado y su corta vida. Maldita la hora en la que se tropezó con los cuerpos uniformados que militarizan la razón del poderoso, que no es justa ni proporcional ni intenta serlo.
Patricia sigue viva, aunque algunos quieran olvidar su nombre, aunque algunos pretendan fingir que están vivos, ellos son los muertos en vida, los cadáveres que abundan y habitan las ciudades.
Sigue viva y habita en sus versos, en su poesía. En todo lo que dejó escrito. 

 Cuetos Víctor, Eterno, Gijón, 2015. 

Enlaces del documental y de su blog: 
Documental 

Poeta muerta: 

viernes, 16 de enero de 2015

Haz lo que debas


Dicen que existen almas gemelas 
en el círculo de salto 
dentro del círculo de restricción 
pertenecen a diferentes equipos 
la pelota pasa delante de sus narices 
y no la ven 
se quedan mirando fijamente 
y no la ven 
se quedan mirando el uno al otro 
y no la ven 
pasan las horas 
los años 
décadas 
y la pelota sigue donde la habían dejado 
en el círculo de salto 
dentro del círculo de restricción. 

Siempre quisieron ser del mismo equipo
y se negaron a jugar por querer compartir
la pelota 
el círculo de fuera 
y el de dentro 
las horas 
los segundos
los años 
las décadas...
Todo.

Se equivocaron
nos equivocamos
con el juego
la pelota
la pista
el equipo
el puto circulo de dentro
y el de restricción
con los segundos
las horas
las décadas
con Todo.

Cuetos Víctor, Xixón, 2015

jueves, 8 de enero de 2015

Excepción de estados

Los lobos a las cuevas y los corderitos a pasear 
algunos se llevan el sufrimiento a la tumba 
y el miedo al caminar. 

Que poco nos queda para perder la libertad. 

Cuetos Víctor, Xixón, 2015 

La importancia de llamarse Avelino García 
no está de más recordar.