Me he dado una vuelta
un paseo por mi imaginario
y no encuentro palabras
con las que adornar mi existencia.
Adoro la música
que es capaz de alejarme del mundo
la que me hace sentir nostalgia
en la que la lluvia encaja
y todos los domingos
son domingos de invierno
y encajan
el granizo es mi cuerpo que levita
y encaja todo encaja
las gotas, la lluvia
las notas y la melodía.
Mi cuerpo solo es un albergue
y mi mente un hostal frío
mi circulación es un pentagrama
un tren que atraviesa tempestades
una figura humana en medio de la nada.
Las ráfagas de viento controlan el
movimiento
soy la música que escuchas
la lluvia, sus gotas
las notas y la melodía,
los acordes; acordes a nuestros días.
Adoro la música
que es capaz de hacerme olvidar que
existo
y que tengo alguna importancia
la invisibilidad es una sombra;
la zozobra de la realidad.
Me ha dado por darme una vuelta
un paseo por mi imaginario
y justo ahora, hace un momento
me han picado al timbre con insistencia.
Ha dejado de llover
ya no caen gotas
y las notas se alejan
con las ráfagas del viento;
zozobran los acordes
y la melodía falla,
nada encaja
ya nada encaja.
Y lo tonal vuelve
las bocinas de los coches
sus motores
el timbre de casa
las televisiones de la gente
los gritos que nos separan
de este silencio
mi silencio
el que adorna mi existencia.
Cuetos Víctor, Xixón, 2015