El mes de Febrero es un bonito mes
para recordar cuales son los poetas
más vendidos en “El Corte Inglés”.
Porque ser poeta
más que una disciplina artística
es una forma de vida, una actitud
muy próxima a la de una estrella del Rock
and Roll.
Por eso de estar a la altura de los
acontecimientos.
Es cansino y aburrido tener que
interpretar
siempre el mismo papel y el mismo rol
de siempre.
La primera vez que le dije a mi padre
que quería ser poeta, yo rondaba los
17 años.
Y me dijo con una crueldad y una
brutalidad
propia de un padre de familia:
-Tú que vas a querer ser poeta. Tira
pa allá.
Y calla la bocona.
Pero uno de los mejores amigos de mi
padre
era un pintor cubano afincado en
Villaviciosa
le dijo a mi padre, allí
presente, lo siguiente:
-Si el guahe quier ser poeta y
autodidacta. Que lo sea.
Déjalu en paz.
Por eso el mes de Febrero con San
Valentín
a la vista y un carnaval y una cuaresma
en ciernes.
Yo quiero ser poeta, o la cabra de la
cabra
o el que tocaba la trompeta para que
subiera la cabra
por la escalera.
Coño, o el afilador, como molaba el
afilador.
De calle en calle, tocando aquel
siblatu.
O el patatero, con patata nueva, patata
vieja,
pa cocer, pa freir. El pataterooooo...
Porque al final ser, estar o parecer
solo es un verbo que se conjuga.
Porque tiene tanta importancia
el o la poeta como el patatero
que vende las patatas a dos euros y
medio el kilo
y encima pasa por tu barrio, a dártelo
a la mano.
Vítor Xosé, Xx, XXXX