viernes, 3 de febrero de 2023

Cavalo Morto



 Me gusta meterme en la boca del lobo

para saber como respiran

para luego escribirlo.

 

Este sistema se lo ha montado tan bien

que no solo saca provecho de lo que producimos

o de los servicios que prestamos a la comunidad

o de nuestra fuerza de trabajo.

También de lo que consumimos, también

de nuestros precarios contratos laborales

y de las ayudas que les presta el Estado

para esa contratación.

 

Me gusta meterme en la boca del lobo

como Günter Wallraff y su Cabeza de Turco.

O con los perdedores hasta el fin del puto mundo.

Porque yo soy uno de ellos, una de ellas.

 

Se lo han montado tan bien que solo tienen

que poner la mano para recibirlo todo

mientras nos consumimos o nos consumen

o consumimos.

 

Me gusta meterme en la boca del lobo

para saber como respira

para luego escribirlo.

 

Se lo han montado tan bien

que han conseguido que nuestros

mayores enemigos seamos nosotros mismos.

Y no ellos. Los que reciben todo sin dar NADA.

Me gusta meterme en la boca del lobo

poner cara de cordero degollado

y esperar a que se coman entre ellos mismos.

 

Se lo han montado tan bien

que los deseos insatisfechos

de los objetos materiales o inmateriales

que nos proporcionamos a nosotros mismos

nos producen frustraciones

que nos mantienen distraídos

hasta nuestra completa destrucción.

 

Me gusta meterme en la boca del lobo

saber como respiran, sentir su aliento

macabro para luego escribirlo.

 

Se lo han montado tan bien

que hemos aceptado como algo normal

que para que unos ganen; otros tienen que perderlo todo.

Que para que unos vivan a cuerpo de rey

otros tienen que morir como los caballos de carreras

que se mueren después de ganar su última carrera.

Como cavar tu propia tumba para luego yacer en ella.


Víctor Cuetos, XX, 2023