que uno de tus mejores amigos de la infancia
se murió en un banco, sujetándose las tripas.
No sé de qué...
Aunque su entierro fue mucho más concurrido que el de Gustavo Bueno.
Era buena persona y digno de recordar.
También es triste recordar que tu vecino
murió de sobredosis en el patio de un colegio
y que su padre vino a decirle
mientras yacía en el suelo de hormigón:
-Moriste como quisiste, con la chuta clavada.
Aunque a mi
más que tristeza
me da RABIA.
Víctor Cuetos, Xixón, 2016