martes, 16 de julio de 2019

El Bar Avenida.





Qué vida más triste 
y yo aquí bebiendo solo
en el Bar Avenida
oteando el periódico
la calle
el móvil
y el señor
que está en el otro lado
del bar, solo, apoyando
el cuello en la palma
de su mano
tomándose un café solo
con unas piedras de hielo.
Lo miro
y se me parece
al Señor de “El Grito” de Munch
en algún lugar
tiene que estar
buscando consuelo
su mirada
que a veces
se encuentra con la mía.
¿Sabrá que voy a escribir sobre él?
¿Sobre su mirada?
¿Sobre su grito? 
Mudo y ahogado. 
Como chillando por dentro. 

Mientras tanto
sigo bebiendo
y leo las noticias
del periódico
y veo, leo
un muerto de sobredosis
encontrado en un árbol
que se parecía a una cabaña.
Era un árbol especial.
El árbol de todos los árboles. 
Y yo pensé
sin tristeza
liberado de esa carga
monstruosa
que nos hace ser personas;
“la naturaleza nunca nos dará la espalda". 

Niño Criminal, Xx, XXXX



miércoles, 10 de julio de 2019

Preludio



Sobre los Acantilados de Mármol

Como hablarle a las piedras
para que broten flores rotas
sobre el musgo verde.

Como decirles ya qué
ni el más pésimo de los poetas
volverá a hablarle a las piedras
en los acantilados del Mármol.

Como decirles que ya
nadie hablará de ellas
cuando todos estemos muertos.

Como decirles, por dios,
a las piedras, a las rocas
que cambian el curso de los ríos
que hay dos clases de poesía: 

La que llega y te da patadas
en el corazón, te alborota el cerebro.
Con un ritmo narrativo casi frenético
atropellada, atropellándose.
Que hace apología de los disturbios
de la razón
y se queda en las calles por pasión
y no por compasión... . 

Ya no recuerdo la otra clase
de poesía que quería nombrar.
Lo siento mucho.Se me ha olvidado. 
Quizás es que ya solo haya
una clase de poesía
que merezca la pena nombrar
recitar;
la que es capaz de cambiar
hasta el curso de los ríos,
con una piedra, con una roca
y observarlo todo desde...
o sobre
los acantilados de mármol.

Niño Criminal, Xx, XXXX

“Sobre los Acantilados de Mármol”
Ernst Jünger

miércoles, 3 de julio de 2019

Nubes y Claros


No necesito ir adonde va la gente 
con estar cerca de las nubes;
me vale. 
Soy una de ellas
voy a poco
como que va a llover
y luego igual no llueve.

Y se mantiene esa no necesidad
y la cercanía de las nubes
y la distancia de la gente
depende de mi estado de ánimo
si logro manipularlo...
quizás me sienta más cerca
de lo lejos que parezco.
La keta es una regresión a la infancia
ese instante feliz de no parar de reír
además de un antidepresivo eficaz
con moderación de caballo.
Esto último no estaba previsto
en este poema
ni seguramente en ninguna clase
de poesía.
No me gusta hacer apología de nada
ni siquiera del terrorismo callejero
pero tampoco aspiro a ser el AEMET
de los poetas y de la poesía
condicionada por el clima y su paisaje
las circunstancias y sus condicionantes
sociales
y las distancias o lo que realmente
significa estar lejos de alguien
sin que ello dependa de la distancia.
A veces estamos tan cerca
y no podemos vernos
y a veces estamos tan lejos
que da igual lo cerca que estés.
Yo soy como las nubes
vamos a poco
como queriendo conquistar
el poco cielo que nos queda ya...
Disputándose cada metro
con pequeñas fricciones
chocando entre ellas
para ver si luego llueve
o no , o da igual, que más dará.

Haciendo sombras
dibujos y formas.
Luchando contras las gaviotas
o luchando ellas en nuestra contra.
Haciendo la ronda
su ronda de muerte carroñera.
Es por eso por lo que
vamos a poco
con pequeñas fricciones
que quizás
logren que llueva
una vez más.
O igual no
que más dará
si has logrado
estar más cerca
de los que tienes cerca
y de los que tienes lejos
aun estando tan cerca.
Muil Chang Yú, Xx, XXXX
La madurez es una regresión a la infancia
o eso es lo que algún día soñamos
o nos dijeron que soñáramos.