Hubo un tiempo
en el que pensé
que con solo un traspiés
todo se podía ir a la mierda.
Esa sensación de incertidumbre
que nos mata por dentro
como mata el Estado
cuando lo considera necesario
o justo o yo que sé.
Como mata el torturador
cuando la tortura
se le escapa de las manos.
Hubo un tiempo
en el que aprendí a vivir
con esa sensación
de que se acaba todo
de que no había futuro para mí
y por lo tanto todo era presente.
Hubo un tiempo No tiempo
que si lo hubiera sido
no se lo que hubiera o hubiese
sido de mi.
Por eso aprendí a sobrevivir
en la calle, el trabajo, la vida.
Y se quedó muy dentro de mi
esa maldita sensación de incertidumbre
y la pesadumbre que me provocaba
en las noches muertas de vacíos
llenos de vidas ajenas.
Para siempre.
Con el coraje suficiente
para vivir un día más
y contarlo.
Cuando las palabras
corren más que la tinta
que las hace escritas.
A Muerte.
Hubo un tiempo
ya
casi
pasó
en el que me limitaba a sobrevivir.
Y es ahora, después de todo aquello
cuando quiero vivir. Vivir de verdad
Víctor Cuetos, XX, Xxxx