Hay una primera vez para todo
como la primera vez
que hiciste el amor
en la habitación de un hotel
a ritmo de Bob Marley
contra la pared
con todos tus sentidos y sensibilidad.
Tal y como está España
al sexo y al amor
lo llaman guarradas.
Y al odio lo llaman Familia.
Como la de El Padrino.
Hay una primera vez para todo. ´
Para ser un drogadicto
para ser un vago y un maleante.
Para vestirse de blanco o de negro.
De rosa o rosa púrpura.
Para ser o sentirse hombre o mujer.
España se empeña en poner de ejemplo
al Cid, a Franco, a Primo, o a una polla cualquiera
eréctil pero sobre todo fértil para sus abonos ´
en el Club de Campo, o en el campo de Golf.
Hay una primera vez para todo.
Para hacer el amor mientras te lo hacen.
Para drogarte con total libertad
para equivocarte o no, las veces que sean.
Para enamorarte, para desengañarte
de esos binomios
que nos han llevado a tanta mierda.
Hay una primera vez
para sentir lo que dices en las redes
para quedar bien
sin saber muy bien porqué.
Hay una primera vez
para decidir si te quieres quedar
o te quieres ir...
Pero parece que todos y todas
tienen tan claro todo ´
que no hay primera vez.
¡Si lo hemos probado todo!
Y casi nadie
en realidad
es consciente
de lo que dicen con sus palabras.
Las consecuencias de estas
y la responsabilidad que conllevan.
Hay una primera vez para todo
para disfrutar de tu cuerpo
para ser consciente de él;
seas hombre o mujer.
Trans o lo que sea, joder.
Hay una primera vez
para todos y todas.
Para lo que no hay una primera vez
es para que te violen
y hagan una ideología de ello
como Manadas de perros rabiosos.
No hay una primera vez
para el Fascismo.
No la hay.
Porque debería ser la última vez.
Y sin embargo la democracia
ha permitido
que perdure en nuestra sociedad
como un dogma, como una autoridad.
Víctor Cuetos, Xixón, XXXX