Un árbol muerto
sobre cabezas vacías
anuncian lluvias
marcadas
por un sol del carajo.
Un árbol muerto
y tú sus ramas caídas.
Un injerto y luego
y luego un esqueje.
Y luego musgo
y luego piedra.
Hasta ser un canto rodado
envuelto en fuego
tú particular barbecho
en esta zona desértica
del alma.
A veces, llaman poesía
a palabras encadenadas
buscando un significado
a tanto insignificante
en un mundo perdido