domingo, 23 de diciembre de 2007

Soberbia




Canto para que los pájaros no me olviden
para que los sabuesos dejen de ladrar.
Conjugo mi jugo contrito para los más aviesos.
Miro a mi gata y me pregunto;
Si no tendrá algún verso que ofrecerme
para matar el aburrimiento. 

Este tedio de seda que se enlata en un altavoz
que suena a Tom Waits o Coltrane 
y el abismo se hace luz.
El color de un dulce y el amargor de un solo
pueblan mi habitación. 
Una neblina de palabras
bailando en el espesor de los sueños. 

Quiero y no puedo contarte al oído
que me endurezco
que ya no me encuentro
en este traje de monje tibetano.

Sin control
alzo la voz
las paredes rebotan.

Disculpen las molestias
Hoy es víspera de nochebuena
Y no encuentro mi traje de Papa Noél
ni mis zapatillas de andar-por-casa. 

Cantaré otra vez para que mis huesos
no se oxiden para que se callen
los payasos simbo-listos
los más sabuesos
los más aviesos
De un metaforácrata a un elitista de guante blanco… 

Cuetos Víctor, Xixón.

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