miércoles, 21 de diciembre de 2011

La carne mi correlativo esencial.





Uno tiende a pensar
Que todo
Es para siempre
O que siempre corres el riesgo
de ser todo lo que te queda
para el siempre.

Dice Schopenhauer que
el amor es la compensación
de la muerte;
su correlativo esencial.

Otros que el amor
es contrarrevolucionario
y yo me cago en su revolución
sino hay amor en ella.

Digo yo ahora
Y pensándolo bien
Que no hay que darle
Tanta importancia
Ni a la muerte
Ni al amor
Ni a la revolución.

Porque soy tierra
Arena
Viento
Marea
Y no tengo
Porque controlar
A ninguna de ellas.

Mis pies caminan en libertad
Yo decido su camino
No hay una nomina detrás

No hay un jefe, un gran jefe
En todas sus acepciones
Alto, jefe, bajo, fuerte
Gritón, insinuante
Tonto, inteligente
Pero al fin y al cabo
Jefe que a su vez tiene
Otros jefes
Que a su vez tienen otros jefes
y se llaman asimismo valores
Euros, dólares, acciones, divisas.

Apenas compro nada
No compro ropa
Llevo la misma
Que hace años.

No voy a grandes restaurantes
Ni me pego viajes de infarto
No uso el low cost
A Bajo coste
A coste de… Piénsatelo.

No voy a espectáculos
Ni asisto a la barbarie
Que me muestra
Todos los días el telediario.

Por cierto lo único
Que me gusta del telediario
Es una presentadora
Con aire de Candy-Candy.

Eso sí una vez al mes
me compro una botella
de whisky escocés “Lagavulin”
podéis llamarme burgués
todos los hippies del mundo
                                a la vez.

Saboreo la comida
Como huevos de casa
para almorzar
respiro aire libre
bebo buen vino
y cuando tengo ocasión
como carne de ternera.  

Y por encima de todo esto
me siento libre
aunque me falte el amor
su correlativo esencial.

A Schopenhauer
Le diría entonces
Que la libertad
Es el correlativo esencial
Al amor. 

Ah, se me olvidaba
y a veces
solo a veces
escribo como
me da la gana.



                               Eterno Perecedero “Estados de Ánimo”

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