sábado, 27 de febrero de 2016

Los que son incapaces de sentir culpa suelen pasárselo muy bien (Rust Cohle, True Detective)


EL UNO
Cuando aun era niño 
mis padres me preguntaron 
si quería ir de marinerito 
o recibir regalos 
les dije que ni marinerito 
ni hostias.

Creo que nunca había pisado una iglesia
no estoy seguro. 
Mis tías abuelas nos llevaban a misa
o al menos lo intentaban 
alguna vez 
la primera vez que entré en una
me sorprendió aquel hombre 
colgado en una cruz 
sujetado por los clavos 
que atravesaban las palmas de sus manos
con los pies maniatados 
ensangrentado. 
¿Qué sala de tortura era aquella? 
¿Porqué estaba allí? 
¿Qué había hecho? 
¿Porqué me llevaban a mi? 
Nunca lo entendí.

EL DOS
No necesitamos la culpa para sentirnos vivos 
bastante tenemos con dejar de ser culpables o inocentes. 
La vida no es un juzgado de guardia
ni están abiertos las 24 horas 
y los confesionarios están muy lejos de ser agradables. 
Así que vive y procura dejar de tener que disculparte. 
Ni los judíos ni los cristianos 
nos salvarán de este infierno 
que colocaron a las puertas del cielo.

Cuetos Víctor, Xixón, 2016

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