La gestión cultural o eventos de tipo cultural no pueden ser gestionados por figuras o personas desde la individualidad, y menos defenderse la pluralidad a sabiendas de que se gestiona desde el personalismo cuando se pretende abarcar todo el espectro cultural y todo el público posible.
Sobre todo cuando se tienen las pretensiones de sacar la cultura a la calle, o a la huerta, o al pueblo, o al chigre y que sea entendido por todos y todas las asistentes.
El resultado siempre es el mismo cuando se trata de iniciativas personales que no representan más que a una pequeña parte de ese movimiento cultural o cuando se pretende construir movimiento sin contar con todo el movimiento cultural activo en ese momento.
Se pueden construir iniciativas o proyectos personales con la intención de mostrar lo que haces o lo que hacen tus amigos y amigas ya sean de la universidad o del barrio. Todo importa y desde lo pequeño se llega a lo más grande, que es compartir y vivir lo que haces, relacionarte con tu medio de otras maneras. Pero si se quiere hacer movimiento, construir en el caso de la poesía eventos abiertos a todo tipo de público también hay que sacarlo de las cenagosas garras de la cultura entendida esta como algo que no se entiende o que está destinada a unos pocos; con aptitudes intelectuales.
La poesía en escena, interpretada en una jam, en una timba, es una herramienta de comunicación con un público que o viene preparado para entenderlo o viene por curiosidad por saber que es eso de poesía recitada, que es eso de spoken word. Y como es que la interpretan, escriben y recitan personas que no cumplen los estereotipos de poeta. Ese es nuestro factor sorpresa, jugar con el factor sorpresa, cuando nadie te conoce o tiene claro que es lo que vas a decir, o recitar y que te va hacer sentir carece de grandes expectativas y acaba resultando grato y sorprendente. El público se puede identificar con lo que escribes y recitas.
En mi no sé si larga o corta participación en estos eventos, que ya data de unos cuantos años y en unas cuantas zonas geográficas. Lo que tengo claro es que ahora ya puedo recitar lo que me interesa recitar, decir lo que me interesa que oiga el público, aquello que entretenga, haga reír, te deje boquiabierto pero lo importante es no dejar a nadie indiferente, digas lo que digas, hagas lo que hagas. No lo tengo claro, no sé si las timbas poéticas nacieron en un Bar o en un Centro Social Autogestionado, lo que tengo claro es que en el escenario en el que he encontrado el público más participativo, más curioso, más divertido y más abierto ha sido y es en los Centros Sociales Autogestionados, ya sean los okupados o los que se mantienen con una cuota de asociado.
En esos lugares siempre hay vecinos curiosos, chavalería ociosa que se arrima a ver que pasa por ahí, gentes de otros centros afines o simplemente las personas interesadas en escuchar esta clase de poesía en todos sus géneros que no siempre tienen porque ser afines o los mismos.
El problema de los eventos de tipo endogámico cultural casi siempre subvencionados por instituciones es que solo van los y las interesadas, no hay sorpresa ni emoción, o hay la que esperas que haya. Los y las poetas vamos a llorar nuestras penas, a consolarnos con el público o a reconciliarnos con él. Nuestro ego no aporta simplemente se impone por el mero hecho de ser poeta, no te tienes que ganar al público, aplaude solo/sólo aplaude; digas lo que digas/hagas lo que hagas. Eso puede ser una ventaja, eh, cuando quieres provocar o transgredir.
Los entes o individualidades que lo gestionan invitan a los amigos de los amigos, a las amigas de las amigas y el círculo de la endogamia toma la cultura como si se tratara de algo familiar o amistoso.No hay un criterio ni identitario ni colectivo.Es afectivo casi emocional incluso religioso, místico.
Por eso sigo creyendo en la gestión cultural que se hace en los Centros Sociales Autogestionados, o en colectivos culturales que deciden a través de sus asambleas. Abren el abanico cultural de lo underground o lo cultural, vecinal, rural o urbano. Nos quita ese estatismo propio de las lechugas iceberg envasadas al vacío en un estante del Supermercado para convertirnos en lechugas frescas recién recolectadas del huerto de al lado de la casa que está okupada.
Nos quita ese rictus cultural superinteresante que nos sale de la comisura de los labios en los eventos superorganizados, o el rictus del que piensa que todo está muerto e inventado.
Es evidente que siempre habrá problemas propiamente colectivos que resolver; tendencias grupales, roles de poder, conflictos...pero siempre será mucho más transversal y horizontal que la que se hace desde las instituciones o desde el personalismo.
En el panorama poético asturiano se deja entrever que la cosa va por antologías, que como promoción está muy bien, pero como expresión de los poetas y las poetas nacidas y residentes o no en Asturies no es muy descriptiva ni amplia ni aglutinante. Y casi siempre injusta. Es así...el que lo niegue es hipócrita. Si se quiere hacer política cultural con la poesía, mejor dejarlo en manos de los colectivos, o iniciar un proceso colectivo. Si no se quiere hacer política con la poesía, lo mejor es escribir y recitar cuando hay oportunidad, o iniciar proyectos personales que te aporten a ti y a lo que te rodea. El ego y la vanidad es necesario, imprescindible por mucho que quieras deshacerte de él, no seamos hipócritas, pero debería reservarse a la obra o al personaje que interpretas a través de tu obra. A mi el resto de egos, de profetas o no, me-la-pela.
Nos quita ese rictus cultural superinteresante que nos sale de la comisura de los labios en los eventos superorganizados, o el rictus del que piensa que todo está muerto e inventado.
Es evidente que siempre habrá problemas propiamente colectivos que resolver; tendencias grupales, roles de poder, conflictos...pero siempre será mucho más transversal y horizontal que la que se hace desde las instituciones o desde el personalismo.
En el panorama poético asturiano se deja entrever que la cosa va por antologías, que como promoción está muy bien, pero como expresión de los poetas y las poetas nacidas y residentes o no en Asturies no es muy descriptiva ni amplia ni aglutinante. Y casi siempre injusta. Es así...el que lo niegue es hipócrita. Si se quiere hacer política cultural con la poesía, mejor dejarlo en manos de los colectivos, o iniciar un proceso colectivo. Si no se quiere hacer política con la poesía, lo mejor es escribir y recitar cuando hay oportunidad, o iniciar proyectos personales que te aporten a ti y a lo que te rodea. El ego y la vanidad es necesario, imprescindible por mucho que quieras deshacerte de él, no seamos hipócritas, pero debería reservarse a la obra o al personaje que interpretas a través de tu obra. A mi el resto de egos, de profetas o no, me-la-pela.
Es mi opinión, acerca del panorama cultural que voy observando tanto en redes como ahí fuera, en la calle.
Y desde mi punto de vista es necesario que los Centros Sociales Autogestionados tengan protagonismo en la gestión cultural y que se permita que estas iniciativas se desarrollen de una manera sana y normal con el vecindario o el pueblo o población que sea. Aportan mucho, y debe apostarse por ellos sobre todo cuando tenemos tantos espacios abandonados en los cementerios del hormigón o del campo. Casas, naves, fábricas, antiguos edificios públicos, cuarteles abandonados.
Los eventos en los que he participado en estos lugares siempre han sido más públicos, más transparentes, más concurridos, más sanos y mucho más divertidos. Quién crea que solo van destinados a un público determinado se equivoca, son mucho más plurales y variopintos.
Víctor Cuetos, Xixón, 2016
Y desde mi punto de vista es necesario que los Centros Sociales Autogestionados tengan protagonismo en la gestión cultural y que se permita que estas iniciativas se desarrollen de una manera sana y normal con el vecindario o el pueblo o población que sea. Aportan mucho, y debe apostarse por ellos sobre todo cuando tenemos tantos espacios abandonados en los cementerios del hormigón o del campo. Casas, naves, fábricas, antiguos edificios públicos, cuarteles abandonados.
Los eventos en los que he participado en estos lugares siempre han sido más públicos, más transparentes, más concurridos, más sanos y mucho más divertidos. Quién crea que solo van destinados a un público determinado se equivoca, son mucho más plurales y variopintos.
Víctor Cuetos, Xixón, 2016
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