Normalmente
cuando
le cuentas toda tu vida a una persona
se acabó todo
tú dejas de hablar
y ella se sume en el silencio.
Normalmente
nos conocemos
nos reconocemos
nos olemos
hasta nos consumimos
con el sueño
los sueños
las pesadillas
las duermevelas
y los insomnios pasajeros.
Todo se traduce
en tiempo
en cuanto
en donde
hasta cuando
dejas de sentir
curiosidad.
Como el gato negro
por los tejados del Zinc
o el gato blanco
por las películas de Kusturica.
Normalmente es un adverbio
que nosotros no contemplamos
porque nos gustan tanto los INFINITIVOS
que no podemos conjugarnos de otra manera.
que no podemos conjugarnos de otra manera.
Víctor Cuetos, Xixón, 2017