Yo
siempre quise saberlo todo
por mí
mismo...
Mi madre
me llamaba:
Amigo
del saber o el que
marica potas.
Quería
saber lo que había pa' comer
o lo que
había pa' cenar
o que
contenía tal pota
o tal
cazo
o que
había en la nevera.
¿A qué
olía todo?
Yo
siempre quise saberlo todo
y en
realidad nunca sabes todo
del todo..., ni nada
del nada.
Yo
siempre quise saberlo todo:
Que
contenía aquel fármaco
y me
leía los prospectos
desde
los efectos
a las
reacciones adversas.
Yo
siempre quise saber tal palabra
o porque
se había muerto aquel escritor:
me
dijeron de pena
pero yo
tenía que saber la verdad
y el
significado de esta si lo había.
Yo tenía
que saberlo todo
quería
saberlo todo
que nada
se me escapara.
Averiguar
porque el obrero
siente
cansancio y hastío,
porque
la cajera tiene la mirada triste
como que
se le congeló en alguna cámara frigorífica.
Porque
los nichos de los muertos se pagan
y porque
los vivos echan horas extras
habiendo
tanto paro en el infierno
y tantos
vagos, y jetas en el parnaso.
Porque
los uniformes se disfrazan de muertos
porque
las vidas se pagan con más muertes.
Yo tuve
que averiguarlo todo por mí mismo:
Las
hostias
los
golpes
el dolor
cómo
llevar la victoria
sin que
te obnubile
y como
apartarte de todo
cuando
ya no haces falta.
Yo tuve
que saberlo todo
o casi
todo por mí mismo
y la
razón, la
verdad
de
primerísima y estricta necesidad ES:
Que tuve que saberlo todo
Que tuve que saberlo todo
para
luego
PODER ESCRIBIRLO.
Víctor
José Cuetos González, después de 14 horas de trabajo asalariado.
Nos llaman asalariados y seguimos siendo sus esclavos.
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