viernes, 28 de diciembre de 2018



Siempre he sido malo para los números
pero no para el cálculo
es extraño
no recuerdo fechas ni cumpleaños
ni edades salvo los que tienen la misma que yo
que sé que tienen la misma que yo.

Mi memoria es selectiva.
Me exijo mucho solo en algunas cosas.
Intento ser mejor
no mejor que los demás
aunque a veces es mi mejor muestra
a lo que debería ser rechazo.
En lo que escribo
en lo que hago.
Ser mejor de lo que era antes
como persona también.
Para ser bueno de verdad
hay que esforzarse mucho
y tragar mucha mierda.
Pero soy tan bueno
que a veces me permito ser malo.
Y encuentro regocijo
donde otros encuentran amargura.

Soy capaz de reírme de mi
a carcajadas
soy capaz de machacarme
por todos los delitos cometidos
y por todas las afrentas superadas.
Yo sé porque era así
porque fui
y porque algunas veces sigo siendo.
Cada vez menos.
Es el niño herido
y abandonado
que chilla entre dientes
y habla muy bajo.
Lo dejé en una de esas esquinitas
en las que se esconden los ángeles
porque no me servía de nada.

Mi memoria es selectiva
ha aprendido a olvidar
lo que no le interesa.
Creo que la vejez
es eso
o todo lo contrario.
Quien no olvida
está sujeto al pasado.
Quien no se perdona
esta sujeto al rencor eterno
y por lo tanto a repetir
sus errores una y otra vez.
Yo me niego.

Soy malo para las fechas
soy malo para los miedos
para los temores
en lo que era valiente
ahora soy cobarde
en lo que era cobarde
ahora soy un poquito
más valiente.

Las circunstancias me siguen determinando
soy un hijo de Emile Zola
admirador de Frank Kafka
mi abuelo era Jack London
mi Tatarabuelo;  Dickens.

Soy malo para los números
soy bueno para la literatura
el cine, la música.
Sin embargo calculo bien
y mi jefe dice que soy un estratega
que trabaja a largo plazo.
He aprendido de los Fascios.

Vitor Xosé Cuetos, XX, casi 2019. 




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