El otro día lloré
hacía mucho tiempo
que no lo hacía
de verdad
de una manera tan natural
y arrolladora.
El otro día lloré
y no fue ni será
la última vez
que lo haga.
Yo nunca me creí aquello
de que los hombres no lloran.
Anduve jugando con la memoria
utilizándola de arma arrojadiza
para ver si alguno de los allí presente
en ese momento
en la barra del bar
era capaz de sentir lo mismo que yo.
Obtuve silencio y alguien me dijo:
-Con los muertos no se juega, amigo.
Con los muertos no se juega
solo se hace poesía
o se bebe en silencio.
Porque con las lágrimas
sabemos que hay heridas
que nunca se curarán.
Y la bebida solo hace crecer la herida.
Pero llorar /sin embargo/nos hace conscientes de ello.
Cuando recordamos...
a aquellos que no pudimos despedir
ni tampoco rescatar
porque se los llevó el frío calculador
en un banco en medio de la nada.
Sentados...
sobre los escalofríos de la ausencia
y la embriaguez y la abstinencia.
La embriaguez y la abstinencia.
El otro día lloré
hacia mucho tiempo
que no lo hacía
de verdad.
Lloré...
cuando hacíamos memoria colectiva..
de los que se murieron en un portal
en una calle que nadie quiere nombrar
en un barrio que ahora parece deshabitado.
A los que decidieron
de alguna manera desertar
de esta vida injusta
que se los llevó sin preguntar
si es que realmente querían irse para siempre.
Por eso...
siguen en nuestros corazones
habitando las heridas
que nunca cicatrizarán del todo
porque están vivos
porque están en todos nosotros
en todas nosotras.
Con los muertos no se juega
solo se bebe en silencio
o se hace poesía.
Víctor Cuetos, Xx, XXXX
2 comentarios:
Gracias
¿Gracias por...? :)
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