Yo siempre quise una vida sencilla
en la que no tuviera que ser
mejor que nadie
no tener que compararme
ni competir con mis iguales.
Si había y hay algo que odio
en la vida es eso...
Competir.
Nunca quise tener el mejor coche
ni la novia más guapa del instituto;
me daba miedo, mucho miedo
todo eso y lo que significaba.
Vivir en una película norteamericana
de sonrisas profident
o en un telefilme canadiense
de lágrimas de cocodrilo.
Yo siempre quise una vida sencilla
y luché por ello
nunca quise ser el mejor en nada
ni tener que sentirme mejor
por el mero hecho de sentirme mejor.
Me daba asco
me repugnaba.
Competir por competir.
Y por eso gritaba
de rabia
y se me hizo un nudo
en la garganta...
Y se me abrió el pecho
y entro la luz
porque las únicas sombras
que quería ver
eran las que se proyectaban
en las cortinas
a través de las persianas
en una noche de verano
o en una noche de invierno
que más dará...
si yo solo quiero una vida sencilla
en la que no tenga que competir
con nadie;
y cuando digo nadie
es NADIE.
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