De los borrachos diré
que me gusta su afán
por insistir en compartirlo todo;
la copa de vino, el vaso de whisky,
las colillas del cenicero, los meados,
las babas, los escupitajos, su vómito.
De los más yonquis diré
que me gusta su afán
por picarse todo el cuerpo
y llenarse de laceraciones
como si fueran señales
de su vida perra y a veces gloriosa .
Desde su éxtasis o el orgasmo
de su colocón
hasta el descenso a los infiernos
cuando la droga y sus efectos
se ausentan o se atenúan.
De los ludópatas y las lucecitas
me gusta
su afán por perder el dinero
y volverlo a ganar y volver a perderlo
y definitivamente volver a perderlo todo.
Dándole tan poco valor
y al mismo tiempo el único que tiene.
He de decir que siento la misma curiosidad
por los abstemios
y pienso que a algo han de estar enganchados
a la ventana de casa
a criticar la vida de los demás
al deporte o a la vida sedentaria
a las hamburguesas del burger king
o la coca cola o el monster.
Al facebook y al tik tok.
A las lucecitas, a los estímulos
a lo que coño sea.
Y al final me siento tan lejos
y tan fuera de ellos
de alguna forma extraña
nunca conecto del todo
como cuando la lluvia no te toca
solo la sientes caer.
Aun así ni siquiera yo
entiendo este sombrío
y solitario acto
y todos los vehículos
que me llevan a él.
Solo a él;
al acto de escribir
intentando comprenderte.
Antes de que nos llegue la hora
de decir adiós a todo
y que nos hayamos muerto
de una cosa u otra.
Que más dará.
Víctor Cuetos, Xx, XXXX
A mi tío Lucky, ya fallecido. Nos veremos en el infierno o en el cielo, y hablaremos de poesía y revolución mientras nos fumamos un canuto o un puro habano, que más dará.
*Dylan Thomas