Hoy iba a ser un mal día
y sin embargo no lo fue
sé que puedo escribir
de muchas formas
y esta es una de ellas.
Conozco los pasos precisos
a seguir
lo que pasa que se me olvida
como llegué a escribir algo tan bello.
Hoy iba a ser un mal día
quizás más gris o negro
de lo normal
con esi orbayu y una incipiente neblina.
Ese tiempo característico de algunas
ciudades y pueblos del norte
rodeados de montañas, valles, costa.
En ese orden natural
en el que nos coloca la tierra.
Habitamos, vivimos, sobrevivimos
sobre la contaminación cruzada
con esa niebla, esa humedad,
esi orbayu que nos limpia
pero también nos mata poco a poco
como nos mata el trabajo
cuando nos hace más indignos
de lo que somos
por un puñado de euros más
en los bolsillos.
Hoy iba a ser un buen día
y sin embargo cuando salí
del tren mientras iba camino
del trabajo fui pensando este poema
que hoy escribo
y quizás ya hayan pasado unos días
de reposo.
Pero cuando lo pensaba
a mitad del trayecto me paré
a tomar un café cortado
un chute de cafeína
en un Bar no tan moderno y chachi
como los que abundan
que parecen todos
de la misma franquicia.
Este abre muy temprano
y es regentado por una familia.
Madre, padre e hijo.
Y es la madre la que prepara
un café que impresiona
y que se distingue de los de esas
franquicias que son todos iguales
con camareros y camareras quemadas.
Aquí en este bar
donde te tratan como un igual
reconocí en la cara de un extraño
la mirada de un viejo amigo
que ya no está
que se fue
dejando un legado de libros
y cuadros difíciles de olvidar.
Y que para mí tuvo tanta importancia
como la de un familiar
porque si no fuera por él
hoy no estaría aquí
y ahora
y aunque hayan pasado unos días
de reposo
desde que pensé este poema
y acabé escribiéndolo...
Hoy iba a ser un mal día
y finalmente; no lo fue.
Víctor Cuetos, XX, Xxxx
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