El Güito murió
murió aquel 20 de Febrero del año 2000
y el resto de los días
que le siguieron hasta hoy.
Lo detuvieron
lo golpearon
lo esposaron
se cagaron en su puta madre
y lo amenazaron con ponerlo de
escudo...
Mientras las pelotas de goma silbaban
silbaban como balas
los botes de humo caían en tus
rodillas
y la metralla se esparcía
provocando contusiones
a diestro
y a siniestro.
El Güito murió
allí se quedó.
Aplastado
entre las miradas desorbitadas de los
uniformados
que le acechaban con locura iracunda.
Perdió la inocencia
la capacidad de empatizar con el mundo
se sumió
en un sentimiento de rabia feroz.
-Lo peor ya pasó compañerín...
Pero él solo quería vengarse
esperar el momento adecuado
y tirar su última piedra
en el careto de un madero.
Días después vió
como le despegaban a patadas la oreja
a un compañero de más de 50 años
y convertían lo que para él había
sido una amenaza
en realidad.
Lo pusieron de escudo
le arrancaron la ropa...
Mientras las pelotas silbaban como
balas
y los botes se esparcían en metralla.
Pudo haber muertos en lugar de heridos
pero solo un par de compañeros
perdieron el ojo
y al que pusieron de escudo
unas semanas ingresado en el hospital
de Jove.
Nada que no se pueda curar con el
tiempo
pero que el tiempo no borre nuestros
recuerdos
y que la sed de venganza
sea sustituida por la sed de justicia.
El Güito murió
no volvió a ser el mismo
se la sudaba todo
ya no escuchaba a la gente
solo oía el ruido de las bocachas
mientras las pelotas silbaban como
balas
y los botes de humo se convertían en
metralla.
Sus sueños eran pesadillas
como muchos otros
se despertaba súbitamente
como si hubiera dejado de respirar
por un momento
y hubiera recuperado el aliento
despertándose en un mar de sudores
fríos
muy fríos
tan fríos
que su cuerpo tiritaba de miedo
y la ansiedad
se hizo la reina de las noches
y la tensión la madre de sus impulsos
tan engachado a la adrenalina
como a la dopamina.
El Güito no volvió
ser bueno o malo
le importaba una mierda
solo quería destruir
todo lo que otros construyeron
bajo los cimientos de la explotación.
Sus venas se hinchaban
sus puños se apretaban
tanto como las mandíbulas
en cualquier situación
por buena o pacífica que fuera
su sangre era odio
que le hacía huir despavoridamente
de las relaciones sociales.
Rechazó sus sentimientos
destruyó su identidad
e hizo una nueva
al antojo del cinismo
e intentó vivir como si la vida
fuera una simple experiencia.
El Güito se murió
aquel 20 de Febrero
mientras las pelotas silbaban como
balas
y los botes se esparcían convertidos
en metralla.
Quizás
ya es hora
de que vuelva...
.
El Güito, Ortigueira, 2014.
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