Porque volvemos siempre al mismo lugar
y llueve
no hay paraguas ni abrigos para todos
la desolación es tu cuerpo desnudo
una ducha rápida
en la que tiritas de frío
una lágrima que se fue
por el desagüe
de un cementerio,
Porque es fugaz la luz en la oscuridad
porque gritan las ambulancias
que andan perdidas por la ciudad
traen nuevos viejos recuerdos
hostales decadentes
sábanas agujereadas por la humedad
no me preguntes a mí porque.
Yo no lo sé.
Porque las horas de las fábricas
se oxidan
están muertas
porque vuestro dinero
está manchado de sangre
porque mancháis el mío
no me preguntes a mí porque
Yo no lo sé.
No lo quiero saber.
Porque esperas que el tiempo te diga
lo que nunca quisiste saber
porque el conocimiento se nos escapa
porque la sabiduría nos resbala
con tanta facilidad
cuando se trata de ti
de mi
porque plantamos una sucesión de árboles
en medio de la higuera
porque vendimos los colchones
porque se los dimos a las ratas
porque dejamos de volar
porque nos cortamos las alas.
Yo no lo sé.
No lo quiero saber.
Porque me encontré en las cloacas
entre los restos de basura
de esta y otra ciudad
porque se cuenta lo que no está escrito
porque se compran los anuncios por palabras
porque los periódicos no hablan
callan
Yo no lo sé.
No lo quiero saber.
Porque le entregue mi carta de despido al mundo
porque le di la mano al proxeneta
para que traficara con mi cuerpo y el tuyo
porque huí despavorido
porque me gusta tanto el ruido
de los graves
la percusión de las máquinas
PORQUE ME HACEN SENTIR VIVO
cuando quiero estar muerto.
Yo no lo sé.
No lo quiero saber.
Me quedé aquí
en el mismo lugar
y llueve
y hay paraguas para todos
los cuerpos desnudos
hemos hecho abrigos
con vuestras pieles
nunca tiritas de frío
y las lágrimas son sanas
gotas de lluvia
que se deslizan por la vida.
Víctor Cuentos, Xixón, 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario