La oscuridad vino a mi un día por la mañana
después de dormir dieciséis horas seguidas.
Me mordió un labio y me dijo:
-¿Quieres ser el siguiente?
Me indicó una puerta y una ventana
en aquel edificio de ladrillo naranja
de vertiginosas paredes de hormigón prefabricado.
La oscuridad vino a mi
y me abrió el pecho
para ver mis latidos
y aun quedaba algo de luz.
Me despertó el pitido de un hervidor
la luz de un fogón
y le dije:
-Te invito a una taza de té.
Mientras le servía la taza de té
le dije:
-No voy a pedirte permiso para seguir viviendo
ni a ti ni a nadie, así qué tienes dos opciones.
La Primera:
Puedes salir por la puerta
La Segunda:
Puedes saltar por la ventana.
Víctor Cuetos, Xixón, 2016
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