jueves, 21 de junio de 2018

Move on



He llegado aquí
donde estoy
porque me lo pedía el cuerpo
el alboroto, la algarabía,
el yo no me reprimo de nada.

Hay marcas de manos en la puerta
las ventanas están abiertas
por fin entra la luz
después de un cruento invierno

Ahora estoy de espaldas
sentado
escribiendo
en casa
pero este poema se mueve
conmigo

He llegado aquí
donde estoy
porque pensaba que ya no me importaba nada
y me importa todo demasiado.

Hay marcas de vasos en la barra
el griterío me es totalmente ajeno
como me lo es el partido de fútbol
o Cristiano Ronaldo.

Estoy de espaldas a ti
leyendo el periódico
o haciendo que leo el periódico
mientras pienso en todas las causas
que he perdido
y todas las guerras que he abandonado
porque mi batalla es otra.

He llegado aquí
donde estoy
es mi cima cuando quiero ascender
y mi cuesta cuando quiero descender.

Hay marcas de lluvia y charcos de olas
en la terraza
la silueta de un barco pesquero
llegando al Muelle
las huellas de una Chalana
que no quiere desaparecer.

Ahora estoy de espaldas al Bar
y en frente del Mar
y de ti
siento no recordarte
pero a veces se me olvida casi todo.

He vuelto a casa
y este poema se ha venido conmigo
porque se mueve:
Nos movemos juntos.


Víctor Cuetos, XX, Xxxx

En memoria de Nuñez y Villoria






domingo, 17 de junio de 2018

Adverbios



Un periodista de reconocido talento
me dijo a altas horas de la madrugada
concretamente en un after:
-Que en la poesía no se podían utilizar Adverbios.
Fue entonces cuando empecé a escribir
y abusar de los adverbios de tiempo
de lugar, modo, cantidad,
afirmación, negación, duda.

Víctor Cuetos, XX, XXXX

miércoles, 13 de junio de 2018

Radiografías Obreras




La semana pasada he contado veintisiete personas
en el Bar del la Esquina con la Príncipe de Asturias,
a los cinco minutos había veintidós personas,
a los diez minutos había veinte
con sus vinos, sus cafés, sus tés, sus chupitos de JB
y agua del grifo con una piedra de hielo.

También he visto miradas tristes
de manos temblorosas
miradas orfidal
miradas vacías
miradas muertas
miradas vívidas
miradas brillantes
celebrando la vida
o matando el tiempo
que nos queda...

He visto a dos hombres con las batas azules
de taller, del que sea...
a un policía de paisano
no pagar sus vinos
e irse sin despedirse.
Ya van ocho sin pagar
y al parecer no va a llegar a nueve. 
A enfermeras, a empleadas del Alimerka
a gente que transita por la Avenida
y se para a tomar un café.
A veces la gente llama a la gente
y es cuando el bar se parece a un Barrio.

Esta semana he contado veintidós
a la hora punta de la tarde
entre las siete y media y ocho.
A los diez minutos eran diecisiete
a los quince eran quince.
Al principio todos están enfrascados
en su conversaciones de a dos
en el periódico, el móvil
las noticias en televisión
el partido de fútbol
pero al final siempre quedan siete
y todos hablan con todos.
El barrio repunta
ya se parece a una Asociación de Vecinos
del BAR.

Esta mañana he contado dieciocho
pero al cierre/ al cierre seremos siete
y al final del cierre dos o tres o cuatro
o cinco, contando con Ismael y María;
sus dueños.

Es cuando podemos hablar de política
sin que nadie nos escuche.
Echamos unos cagamentos
como se dice aquí
para quedarnos agusto
antes de irnos todos a casa.
Yo no tardo ni diez minutos en dormirme.
La cerveza me embriaga
el cansancio de los salarios muertos
y las pagas prorrateadas
me produce somnolencia.
No puedo escribir más de cuatro versos
o capturar algún pensamiento difuso.
Por eso hago estos ejercicios mentales.
Lo llaman poesía y no lo es.

Víctor Cuetos, XX, XXXX

miércoles, 6 de junio de 2018

Amores Perros


Veo perritos alegres y contentos
persiguiéndose los unos a los otros
en los jardines de mi Barrio. 
Algunos con su pelotita de goma en la boca.
Y los que los siguen
moviendo la colita
en realidad
lo único que quieren
es la pelota de goma del perro al que persiguen.
Víctor Cuetos, XX, XXXX

sábado, 2 de junio de 2018

Ascensor al Cadalso


Vamos como en un ascensor vacío
que no tiene memoria
y por lo tanto no hace paradas 
en ninguno de los pisos del Edificio.
Ascendemos solos hacia el cadalso
sin apenas mirar a nuestros vecinos.
Nos creemos dioses
o en algún momento de la historia
nos lo hicieron creer.

Nos hicieron parte del problema
corresponsales de la barbarie.
Nos inculcaron trastornos psicológicos
traumas de baja intensidad
que nos hacen creer
que estamos locos cuando no lo estamos
o que somos normales cuando no lo somos.

La autoestima es una cosa del Facebook
o de la cultura de la autoayuda sin el nosotros
del empoderamiento sin emancipación.
Vales tanto como valen tus me gustas.
La masa y el yo son uña y carne.
Mientras tanto, fuera del ascensor
nos saquean y nos piden que seamos felices
que persigamos nuestros sueños
que seamos emprendedores

Y todo, para sentirnos mejor que ayer
porque el hoy no somos capaces de percibirlo
sin ayuda de drogas o placebos digitales
que almacenan nuestros recuerdos.
Y todo, para sentirnos mejor que aquel
o para que aquel o aquella se sienta mejor que tú.

¿Qué tiene qué pasar para que nos demos cuenta?
De que somos clones de los clones
la humanidad nunca fue tan anodina
como lo es ahora.
El culto a la personalidad
o al nombre por el nombre
ha desplazado a lo que decimos
sentimos, oímos. Percibimos.
Somos una realidad reconstruida
a base de imágenes y datos
y más datos.

Vamos como en un ascensor vacío
y ascendemos solos hacia el cadalso
porque se nos ha olvidado
que íbamos acompañados.
Al compás del abrazo
de los puños chocando en el aire.
Del como estás o como te ha ido
del apoyo mutuo
de la solidaridad en vena.

Vamos como en un ascensor
en una caja de acero inoxidable
sin chapa y pintura
sin memoria
porque se nos ha olvidado
que estábamos acompañados.

Víctor Cuetos, Xx, XXXX