lunes, 25 de diciembre de 2023

HOWL

 



Como los aullidos

somos animales heridos.

Lacerados, laceradas,

lo anduvimos todo.

Como si fuéramos eternos

y la vida como la muerte

solo fuera algo más de lo que hablar

cuando no estemos muertos;

todavía.

 

Ladramos, aullamos, gemimos.

Ronroneamos, mientras nos rozamos.

Y luego el grito, como la soledad

mudo en un parnaso que no es parnaso.

En una habitación vacía

en la que solo estás tú

y algo que se te parezca.

Más a ti, más a todos, más a todas.

 

Igual de perdidos que los que dijeron

que se encontraron

cuando más perdidos estaban.

O solo, simplemente, solo

aprendieron a convivir con ellos mismos.

Y encontraron la paz. 

 

Como los aullidos

somos animales heridos

con la vista perdida en alguna parte

que siempre vuelve al mismo lugar.


Huir como los aullidos

perderse como los gritos

hacerse el loco

el mudo

el sordo

no ver más

que lo que solo quieres ver.

 

Y así no, así no.

Así siempre vuelves a la misma mierda.

A los círculos viciosos.

A una ecuación al cuadrado.

A los triángulos de las Bermudas

A los aros concéntricos

por muy olímpicos que sean.

 

Como aullidos

somos animales heridos

en una habitación en Lisboa

con vistas al Liceo

buscando drones

que nos vigilen

cuando solo somos animales heridos.

 

Unos vagan por la tierra

otros imploran al cielo

que haya lluvias

que cese el calentamiento 

y otros y otras

solo quieren aumentar

su cuenta bancaria.

Y explotar al que tienen al lado.


 Ahí reside la diferencia.

El problema son los que nos usan

como si fuéramos cobalto

o una pila de esas

de usar y tirar.


 

Víctor Cuetos, Xx, XXXX

sábado, 16 de diciembre de 2023

Cuenta Conmigo



 

Estoy…

para quedarme contigo

como el alivio que siente

el que encuentra un amor

que había perdido.

Como el que después de tantas

batallas, tantas guerras

solo quiere vivir en paz.

Contigo, consigo.

 

Estoy…

para quedarme contigo

como los que siguieron vivos

cuando ya los daban por muertos.

Como los barrios que se quedaron

dentro, como las personas

que nos habitaron y perduran

en nuestra memoria.

 

Como el arraigo que perdimos

por los que quisieron convertirnos

en cadáveres andantes.

Contra su putrefacta forma  

de tomarse la normalidad

como una nueva moralidad,

totalizadora,

mucho más estúpida y bárbara

de lo que ya era, antes.

 

Estoy contigo…

como los árboles negros

que sobrevivieron a los incendios

masivos.

Como la lluvia que los aclara.

O las lágrimas que brotan

curándolo todo.

Contra los que se toman la libertad

como una forma de hacer daño

impunemente.

 

Estoy contigo…

porque estamos para quedarnos

por los que se fueron

por los que no pudieron vivirnos así.

Estoy contigo…

porque quiero que cuentes conmigo.

 

Víctor Cuetos, Xx, XXXR

 

 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

Sangre y Heces



Los niños antes de morir

defecan de miedo.

Entre las ruinas de Gaza

la sangre y las heces

escriben hoy la historia

de Israel.

 

No hay mucho más que decir

que lo que ya cuentan

las imágenes, las declaraciones

de las personas que lo están viviendo.

 

Las que siguen vivas pensando

en la suerte que han corrido

las primeras víctimas

porque no tendrán que ver

nunca más esta barbarie genocida.

Sin fin.

 

La ayuda humanitaria no llega

es escasa y enfrenta a la población.

Los hospitales se han convertido

en poblados donde se protegen

los que quedan vivos.

 

Los niños defecan de miedo

antes de morir

sangre y heces en las paredes

de la historia de Israel.

Los niños antes de morir

defecan de miedo.

Sangre y heces

escriben hoy la historia 

de Israel.

 

Víctor Cuetos, XX, XXXX

viernes, 1 de diciembre de 2023

Adicciones

 



El peor síndrome de abstinencia

es el que provoca los dedos 

que dejan de tocar.

Los brazos que dejan de abrazar.

Los labios que dejan de besar.

 

El más duro de todos, el más catastrófico.

El más dramático es el del corazón

que deja de latir, el tacto que deja de sentir.

Los ojos que dejan de ver, los oídos

que dejan de escuchar.

 

La peor de las adicciones

que hay en el mundo

y con fatales consecuencias.

Es la de querer más.

A toda costa. La de poseer por poseer.

 

Querer más de lo que tienes

cuando ya tienes demasiado.

Y su síndrome de abstinencia

produce falta de tacto,

brazos de madera,

labios de metacrilato,

y lo que es peor de todo;

miedo a perderlo todo.


Víctor Cuetos, XX,XXXX