Me gusta la gente que se queda mirando al infinito en medio de una plaza observando las nubes y sus altas presiones.
Es ahí, en ese momento, cuando pondría una y otra vez a Tom Waits, y recitaría con voz quebrada, y al final no articularía palabra.
Simplemente escucharía el sonido de la lluvia al caer en la tierra.
Una y otra vez...
Eterno, Isuerre, 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario