Fumalo ye tiralo
ya no lo decía ni el Mandy
ni el Candy
ni siquiera el Goyito
pero así rezaba la leyenda
en una de las paredes de mi barrio.
Repite commigo
¡Fumalo ye tiralo!
Hay que chutase
pa saber lo que ye bueno.
Nuestra generación llegó tarde a todo
nacimos cansados
sin ganas
llegábamos tarde a clase
tarde al trabajo
tarde para las revoluciones
tarde para las tribus urbanas
y por eso íbamos mal vestidos
y teníamos a un suicida como ídolo
aunque ya hubieran fallecido a su misma
edad
otros y otras
pero tuvieron un poco más de estilo
pegarse un tiro con la escopeta
que le regalaría la banca americana
cuando Sony le abrió una cuenta no tiene razón de ser.
Kurt cantaba con rabia pero vivía con
desgana .
Éramos la generación X.
Os imagino a todos buscando la equis
del canal porno codificado de Canal
Plus
y fumando porros con los colegas.
El hachís era malo y apaleado
los tripis, bueno, vamos a dejarlos ahí
el Éxtasis ya estaba más que
sintetizado
en cincuenta mil formulas.
Unas buenas y otras malas de cojones.
El speed era rosa
El speed era rosa
y a algunos punkies a destiempo
todavía se les ocurría engancharse
y dejar sus nervios en la ventana de un décimo piso...
...a punto de caer al vacío.
¿Y la heroína?
Ni la probamos.
Odiábamos a los yonquis
aunque nos fumáramos porros con ellos
nos sentíamos de una clase superior.
La primera regla que se me ocurre ahora
es:
Nunca vendas hachis a un yonqui.
Nunca le fíes porque no te va pagar.
Eres un pringao pa él
tiembla si vas con tu madre a comprar
ropa
y aparece alguno de ellos
y te quiere pillar un talego o cien
duros.
-Tío, a los yonquis no se les vende
joder.
La transición no nos pillo
y la constitución nos pasó de lado.
Fumalo ye tiralo, jodeeeer.
Pero ya ni los yonquis se lo creían
el sida había pasado factura
y nosotros llegamos cuando llegó la
metadona
no coloca pero te quita el mono
unas latas de cerveza
un caja de tranquimazines
cien duros de hash
y a pasar el mono..., chaval
cuando lleguen los temblores
estarás demasiado colocado de todo
como para enterarte de nada.
Muchos yonquis dejaron la heroina
pero acabaron enganchados a otras
drogas.
Fumalo ye tiralo
y solo se le ocurre a mi vecino
engancharse a la heroína
cuando los que sobrevivieron lo estaban
dejando.
Se reía de nosotros por fumar porros
en menos de cinco años acabó muerto
de sobredosis
nadie se creé que con la destreza que
tenía
se le pudiera escapar el pulso
y meterse demasiado en un puto chute.
Lo encontraron mis colegas
inerte en el colegio
con la chuta clavada en el brazo
lo único que dijo su padre fue:
-Moriste como quisiste, ¿¡eh!?...Con la
jeringuilla clavada en el brazo.
Solo le faltó haberle dado una patada
arrastrando su inerme cuerpo,
cambiándolo de postura
pero a los que nos apetecía darle una
patada en el culo a su padre
era a todos los demás que estábamos
allí y a los que nos estábamos también.
Él, que en lugar de abrazos le regalaba
videoconsolas
vespinos para que se le quitasen las
ganas de meterse mierda por la vena
pero lo utilizaba una o dos semanas
y en cuanto no tenía dinero lo
cambiaba por jamaro.
Que güay, como mola, ¿eh?
Ser yonqui cuando todos los demás lo
han dejado
o se han muerto en el intento
o simplemente no quisieron dejarlo
nunca.
Pero éramos la generación X
y la puta equis nos pasó factura
nacimos en un democracia coja
que metia el jaco
y toda la mierda que hubiera en las
calles
en los putos barrios obreros
nosotros la teníamos a manos llenas
y la manejábamos pensando que éramos
lo más
lo mejorcito de la working clash
tangábamos a pijos
a hippies pasados de vuelta
a grunges
a modernos
hasta a yonquis si se terciaba
pero las cárceles están llenas de
críos
de hijos de obreros
de los que no querían que pusieran el
Centro de Metadona delante de su casa
porque los yonquis molestaban
molestaban si estaban en la calle
molestaban si estaban en un centro
terapeútico
molestaban en la cola del paro
en la frutería comprando limones
en los supermercados comprando amoniaco
y papel de plata.
Los yonquis se fueron
las fábricas
el trabajo
las fábricas
el trabajo
pero las cárceles siguen llenas
de niños criminales
que pensaron que el dinero caía del
cielo
y que les iban a permitir enriquecerse
Así, por la face.
Y las calles tan pulidas
tan brillantes
ya sin fábricas
ni industria ni ná
llenas de enfermedades mentales
tics nerviosos
y de zombies sin identidad.
La working clash
la crew
menuda mierda de generación
menuda mierda de drogas que nos metimos
donde está la puta equis
¿Donde está Manuel?
Y todos lo demás que cayeron en las
garras de la incomprensión.
Fumalo ye tiralo, chaval.
Fumalo ye tiralo, chaval.
El Güito, Xixón, 2014
2 comentarios:
Me ha gustado mucho este post Vítor, aunque la temática sea bien triste.
Yo hice las prácticas en Proyecto Hombre, en el programa de heroinómanos.
El primer día no sabía ni lo que me iba a encontrar, pero el tema de drogas me molaba y quería aprender la terapia en estos casos.
Fue muy enriquecedor para mi la experiencia, estuve 4 meses de prácticas na mas y luego un año de voluntaria (hacía una actividad de cinefórum y era la actividad con más público en la casa).
Aprendí muchísimo (no todo de psicología), cogí a todo el mundo muchísimo cariño (incluso alguna declaración amorosa), pero lo que más me llamó la atención era que chavales de 18 años estuvieran enganchados a la heroína en estos tiempos con tanta información y que han visto a sus vecinos y padres morir de eso. Había dos chicos de 18, otros tres o cuatro también jóvenes de 30 y algo, y todos me decían lo mismo "es lo que hemos mamado en casa", menos uno, que era hijo de papa y mama y reconocía que se lo habían dado todo tan mascado que era por pura rebeldía.
Yo tenía 24 años cuando eso, y me impactó mucho conocer sus historias y comprender sus problemas.
Me ha gustado mucho este post que me ha llevado a ese tiempo.
¡Gracias! Habrá más como este, muchos más. Están todos en mi cabeza y a casi ninguno olvido.
Proyecto hombre era jodido, trabajar ahí digo y vivir y nacer en el Natahoyo también.
Un saludín
Vitor
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