Hoy quise ser justo
intenté salvar a un mosquito
de esos con cuerpo de hormiga
y alas de mosca.
Quise salvarlo
salvarlo de mis garras
o de cualquier objeto
que me sirviera para matarlo,
decidí cazarlo
para luego tirarlo por la ventana.
Lo metí en un sobre de papel
pero se me olvidó meter esta carta
de ajuste y despedida.
Bajé la persiana
y dejé el mínimo espacio posible
para deslizar el sobre
aunque no pudiera verlo volar.
Este mosquito es de esos
sí
es de esos
que orbitan sobre las farolas
o las luces de neón .
alas blancas sobredimensionadas
sobre su cuerpo de hormiga.
Lo tiré
lo arrojé
metido en un sobre
como si fuera una botella
y se me olvidara el mensaje
que quería enviar al resto de la humanidad.
Pero lo peor no fue eso
lo peor
es que volvió
y tuve que matarlo
porque yo al menos había sentido cierta indolencia .
Porque yo al menos había evitado
por una vez en la larga vida de la humanidad
ese hábito que nos hace víctimas o verdugos..
Lo tuve que matar
y no me sentí mal
porque si no mi casa
se hubiera llenado de mosquitos-hormigas
y entonces el asesinato
se hubiera convertido en genocidio.
Víctor Cuetos, Xixón, 2016
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