frente a ese otro que es incapaz de dar
marchar atrás
y que nos aboca a una vida cargada de
hostilidad.
De prisas, de carreras, de contenciones, de
producciones,
de metas, de objetivos, de remuneraciones al
servicio
de nada, de ficciones, espectáculos, simulacros
que
se venden como escaparates de lo humanitario
y son mentiras
cochinas que silencian la barbarie
que han extendido por cuatro
valores al alza.
Me propongo pequeños actos cotidianos
que
engrandezcan el espíritu y alivien la rabia.
Llevar la poesía
a las calles y que sus esquinas
reverberen versos
que sus
adoquines repiquen las palabras
todas las palabras que han
silenciado
con tantas ansias de poder y riqueza.
Aquí
no hay tratados Schengen
ni fronteras delimitadas
ni estados
de excepción
ni del malestar creciente.
No dejes que tu vida
dependa de ellos
No dejes que la ira apague tus sueños
y
los convierta en pesadillas.
Somos pequeñas islas
equidistantes
y aquí decidimos
y aquí construimos
nuestra
exclusiva jurisdicción.
Ante cualquier agresión o
invasión
aunque sea militarmente superior
reaccionemos con
versos, piedras, palos.
Tirachinas, pinturas, petardos,
cohetes.
Bicicletas, silbatos, cornetas, bocinas.
Platos,
cacerolas, globos, gritos de rabia.
Frases cortantes,
estribillos altisonantes.
Demostremos que nuestras
guerras
son de baja de intensidad
Y que sus
consecuencias
son infinitamente más humanitarias
que las
que han emprendido
nuestros gobiernos y estados del
malestar.
Mi mundo es pequeñito
y en él estás tú, y
tú
y aquel, y ese otro
y todos nosotros y nosotras
sin
distinción alguna.
Nuestro mundo es el posible
el suyo
hace tiempo
que es una fábrica de muertos
que produce
cadáveres.
Eterno, Zaragoza 2011
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sábado, 17 de marzo de 2018
Mi mundo es pequeñito
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