martes, 30 de junio de 2015

Open Carromato



No debe ser casualidad, no. Ni mucho menos azar ni cosa del destino.
Pudiéramos ser lanzadores de cuchillos y tú, Laura, la bella damisela que se halla atada en una gigantesca diana que da vueltas sin parar. O quizás te guste más ser la lanzadora de cuchillos mientras nosotros intentamos desatarnos de la gigantesca diana para luego correr despavoridos chocando los unos con los otros.

Hay quien lee para reescribir lo que ya esta escrito, hay quien recita y nunca le falla la memoria pero le fallan las palabras. Quien se entrega a esa carrera sin fondo pero con superficie de SLAM.
Hay quien interpreta mejor y quien interpreta peor, hay quien tiene voz, grito y lamento.
Hay quien da a la diana con los ojos vendados de tanto ser diana.
Creo que somos simplemente somos. No tenemos etiquetas envasadas al vacío ni códigos de barra para que nos escaneen como si fuéramos robots en el supermercado de la literatura, no nos damos patadas ni golpes para subir a lo más alto del pedestal. Porque lo más alto que hay son nuestras vidas y las de nuestros congéneres.

No, no debe ser casualidad, no. Ni mucho menos azar ni cosa del destino.

La primera vez que recité en mi vida, oportunidad que me brindaron por ser amigo y represaliado de la izquierda, no por mi valía como poeta.  Vi a David González saltar al escenario, parecía un vaquero que iba a desenfundar sus poemas y acribillarnos a versos. Allí mismo.
Me escondí en una columna, no podía mirarlo solo quería escucharlo. Y dijo esto:


¿Estás bien conmigo?

sí.
¿y no te aburres?
no.
pero no estamos haciendo nada.
Sí estamos haciendo algo.
¿el qué?
estamos juntos. 
El LENGUAJE DE LA LLUVIA /David González

Utilizó el lenguaje preciso para describir algo precioso. Que envidia, por dios. Mientras tanto yo seguí sujetando la columna no fuera a caerse encima mía. 


No, no debe ser casualidad. Ni mucho menos azar ni cosa del destino. Que el día de mi cumpleaños recite con cinco poetas que admiro, los cumpleaños nunca han sido santo de mi devoción. Y lo que más recuerdo de ellos es como los niños de la escuela se tiraban al suelo en busca de los caramelos que arrojaba el infeliz que cumplía años.  
Lo que no sabían es que alguno de esos caramelos estaban previamente meados. 
Lo cual también me recuerda a los monos hacinados en el zoológico de Madrid. 
Que de lógico tiene poco. 

Y como son los recuerdos que te atrapan y te llevan de un momento a otro como si todo fuera parte de una vida, y es que lo es. Lo es. Y me recuerda que en este recital estaré con mis congéneres. No como en aquellos otros en los que te dan codazos y se suben al pedestal a lucirse sin tener en cuenta si al público le importa lo que estás expresando. 
Como aquel recital en la Acampada de Zaragoza, de diez poetas solo me encontré con dos que no se daban codazos ni sufrían por subir primero al escenario y que hablaban o recitaban poemas relacionados con la realidad que acontecía, y no con sus pequeños ombligos. (Charo de la Varga y Daniel Rabanaque) 
Sé que esta vez no me va pasar y me ilusiona compartir sueños y pesadillas tan bien acompañado. 
No se lo pierdan, quizás no se vuelva a repetir. 
Os esperamos el 24 de Julio, en la Revoltosa. Xixón. 

Cuetos Victor, en la ciudad de los graves, 2015. 










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