En este país no hay seriedad
desde que la ETA abandonó
las armas.
No, no la hay.
Los delincuentes habituales
se han vuelto torpes.
Los terroristas fantasmas y taciturnos
coquetean con las drogas
porque tienen que mantener
la adrenalina de aquellos años
para sentirse alerta.
Los narcos se han hecho constructores
o lo que es peor grandes hosteleros.
En este país no hay seriedad
desde que todos van al gimnasio
y la experiencia más fuerte
que puedes sentir es el vestido
de la Pedroche a fin de año
o ver bailar a Rajoy en un guateque
“Esta
va ser tu última noche”.
No, no la hay.
Los radicales practican deportes
extremos
o artes marciales no vaya a ser
que venga la guerra y no estemos
preparados.
Con la mala hostia, la rabia, el coraje
de sentirse oprimido no basta.
Algunos votan a Podemos
para canalizar su rabia por las
injusticias.
Los nazis hacen exactamente lo mismo
pero algunos votan a Ciudadanos
mientras coquetean con el proxenetismo
y el tráfico de drogas
en estrecha colaboración con algunos
de los cuerpos de Seguridad del Estado.
Y es que en este país no hay seriedad
desde que la libertad de expresión
se quedó en la Mina Conchita
junto con toda la dinamita
desaparecida.
Ya nadie es nadie, solo dicen ser.
Convertirte al Islam o cambiar de sexo
hacerte yogui o contorsionista
hacerte yogui o contorsionista
es lo más transgresor que puedes
hacer.
Pero la verdad
es que ya nadie da su vida por unos nobles ideales.
Pero la verdad
es que ya nadie da su vida por unos nobles ideales.
Niño Criminal, Xx, 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario