viernes, 1 de marzo de 2019



Hubo un tiempo...
en el que las periferias
de esta ciudad
eran la vanguardia del proletariado.

El lumpen colaboraba
daba color a las paredes
o nos ayudaba a tirar los muros
que habían colocado
para dividirnos del resto del mundo.

Nadie lloraba si no era de rabia

Hubo un tiempo
en el que las ciudades de costa
estaban abiertas al mar
al mundo
hoy cercadas por la contaminación
y los grandes nudos urbanos
que transportan las mercancías
que nos exige la producción.

Por querer ser más de lo que somos
vivimos rodeados de muerte.

Nos compraron con dinero
nos hicieron responsables
de su codicia.
Por querer ser más de lo que somos
hoy somos menos de los que éramos.

Hubo un tiempo
en el que nos podíamos mirar a la cara
sin reproches
en el que lo éramos todo
y nada nos detenía
o solo nos detenía
la mano en el hombro
de un igual.

Nadie lloraba si no era de rabia.

Hubo un tiempo...
en el que la suciedad era hermosa
la contaminación romántica.

Hubo un tiempo...me digo
mientras cae la última gota
de esta ducha rápida
por la memoria.
En el que tener las manos sucias
no era tener las manos manchadas.

Nadie lloraba si no era de rabia.

Hubo un tiempo...
quizás ya solo exista
en mi imaginación.
Hubo un tiempo
y ya no es.

Víctor Cuetos, Xx, XXXX










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