La neña de los ojos verdes
que naguaba ser Arco Iris.
Disparaba flechas de colores
para ser luz en las Tinieblas.
Cansada de los hombres grises
de diccionarios vacios, sin voces;
sombras comerciales de la muerte,
mercenarios de la familia,
más amigos del Genocidio
que de la eutanasia.
Más amigos de la esclavitud
que del aborto libre.
La neña de los ojos verdes
verdes de Asturias
me ilumina los días
que se murieron
porque no los vivimos juntos.
Que me abraza por las noches
mientras duermo.
Ella destruye mis pesadillas
cuando baila sobre sus pies
como si fuera tierra, arcilla.
Y cabalga sobre su sonrisa
a carcajada limpia.
Me sana, me limpia.
Como la lluvia a los montes
qué se quedaron sin árboles
despues de los incendios,
las variantes, el Ave
y otras catástrofes naturales.
No necesito un dios, una patria,
un reino que me perdone,
me justifique;
lo único que necesito;
es creer en ella.
Víctor Cuetos, Xx, XXXX
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