Escribí.
En los rollos de papel higiénico
cuando se paró la cadena
un buen día que dejó de producir.
En las servilletas de los bares
solo y apesumbrado
con un bolígrafo Bic en la mano.
Escribiría con mi sangre
si fuera necesario
si no me quedara otra.
Escribiría
con el sudor y las lágrimas
con el palpitar de tus dedos
con la tensión de tus músculos
cuando se abren a mí
y yo entro.
Entro y me pierdo
por las escombreras de las obras
del alcantarillado urbano.
Escribiría en tu piel
en tu espalda
real o imaginariamente
solo tienes que pedírmelo.
Yo me follo a las palabras
me las follo a todas
huelen a sexo
al sudor de los gemidos
al unísono de los sentidos.
Y eso que no soy escritor
ni poeta ni nada.
ni poeta ni nada.
Estudié en las fábricas
soy maldito por circunstancias de la producción
en las academias no podía conmigo
ME PIRABA A ESCRIBIR
esa necesidad superlativa
de vocales y consonantes
que llenaban mi cabeza de letras.
Escribo si es necesario
si el cuerpo me lo pide
si tu me lo pides.
Escribí en las calles
en las rotondas
en las marquesinas Declaux
en las paredes
en los árboles
en las cumbres
en los contratos basura
en las fichas de las ETTS
en los neumáticos michelín
en los autobuses urbanos
mis versos se desvanecen
en la red
están destinados a perderse
en tu mente.
Escribo, escribí, escribiría
toda mi vida
aunque sea lo último que haga
y así espero que sea
lo último que haga.
Es mi enfermedad gramatical.
Cuetos Víctor, Xixón, 2015