jueves, 16 de noviembre de 2017

Policromías


Había una niña gitana preciosa de ojos verdes
en el barrio de las casas de ladrillo naranja
y las casas de ladrillo amarillo.
Quedábamos casi todas las tardes para recoger renacuajos
en la charca que había detrás del ambulatorio
en un solar desértico y abandonado.

Venía con su hermano pequeño
a veces nos pasábamos horas
sin decirnos nada.
Ellos a un lado de la charca
y yo al otro.

Mi familia no tenía nada en contra
mis amigos sí
sus padres no les dejaban jugar con gitanos
cuando venían a buscarme
el ruido lo inundaba todo
y la niña y su hermano
desaparecían de mi vista.

Todos los días
no recuerdo si eran miércoles
jueves o viernes
cuando coincidía
iba solo a la charca.
A veces los encontraba
otras veces no.

Quedábamos sin decirnos nada
jugábamos separados por esa charca
pero jugábamos
a cazar renacuajos.
Ellos en un lado
y yo en otro.

Si me acercaba demasiado
desaparecían
sin embargo si me quedaba
en el mismo sitio
seguían allí.

Un día acabamos jugando juntos
en el mismo lado de la charca
ellos y yo
riéndonos
cazando renacuajos.
Fue el último día que los vi.
Seguí yendo día tras día
hasta que me cansé
y no volví más a aquella charca

que nos dividía en dos.  

Víctor Cuetos, Xx, 2017

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