Mi juventud es del color gris
de la uralita
cuando no sabíamos
ni lo que era el Amianto.
de la uralita
cuando no sabíamos
ni lo que era el Amianto.
Y nos subíamos a los tejados
de las fábricas
algunos por el mero hecho de subir
y luego saltar.
Otros para vender la uralita
el cobre o lo que hiciera falta
para salir de fiesta.
de las fábricas
algunos por el mero hecho de subir
y luego saltar.
Otros para vender la uralita
el cobre o lo que hiciera falta
para salir de fiesta.
Mi juventud es del color
de los nubarrones cuando acechan
con todo su peso
y la humedad de las bajas presiones
se mece sobre ti.
La arena
el ocre
la playa
en tu cabeza.
El cielo
sus azules
y tus pies bailando
sobre las nubes blancas
de algodones perfectos
purpurinas de mentira
noches de transición
días de democracia
a punta de pistola.
Y digo yo...
¿Cicatrizarán las heridas si son de mentira?
Los coágulos son sangre acumulada
por la no derramada
porque si yo o tú hubiéramos querido guerra
no habría paz en este cementerio de esclavos.
Somos los graves
el metal sincero
las nobles latencias
que sacuden vuestras fachadas.
Los ladridos
los aullidos del norte
hacen que hasta los dictadores
necesiten un doble
porque ante nuestros ojos
ante nuestras manos
NO SON NADA.
Víctor
Cuetos, Xx, 2017
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