Las personas son como las persianas de los edificios
a veces se bajan, otras se suben.
A veces se cierran, otras veces se abren.
Hay persianas de casas de campo
hay persianas que no suben ni bajan
ni se abren ni se cierran.
Persianas desvencijadas por la edad.
Hay persianas que se enrollan
como una persona
persianas tipo
persianas topo
persianas personas
persianas mono
persianas gato
persianas lagarto...
Las hay que no suben
las hay que no bajan.
La de mi apartamento
por ejemplo
es un gran ejemplo
últimamente
parece que quiere subir
ver el sol
y dejar que yo lo vea.
Despertarme por las mañanas
con un:
- Buenos días, joder. ¿Qué tal has dormido?
-Bien, ¿Y tú?
-Yo mal, joder, no he podido bajar la persiana.
Víctor Cuetos, Xx, 2017
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