Deja de hablar al viento en pasado
porque se lo llevará todo
menos la tierra
en la que conjugas tus verbos.
Tus uñas están sucias de escarbar
y hacer agujeros
para cavar tu propia tumba
al lado de estos orificios
en los que el agua a presión
se convierte en vapor
y tu cuerpo levita en ellos.
Levita sobre tus recuerdos
sobre otros cuerpos.
Levita sobre las conversaciones
ajenas o las ensoñaciones pasajeras.
Mantienes la distancia justa
para no perder detalle,
la cercanía equidistante
para no convertirte en bestia.
Decidiste ser ceniza
o el agua que se la lleve
o el viento que te la traiga
de nuevo.
El hollín del esclavo
polvo de óxido y radial
hueles al azufre del condenado
ni vivo ni muerto
estás atrapado hasta despertar.
Víctor Cuetos, Xixón, 2017
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